ANTONIO ABASCAL
Por primera vez en su historia, China logró meterse en la final del waterpolo femenil en el Mundial de Natación. Lo hizo de la mano del entrenador catalán Joan Jané, el hombre que llevó a España a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 y a los campeonatos del mundo de 1998 y 2001; tras los juegos olímpicos de Atenas 2004, Jané fue uno de los hombres elegidos para desarrollar las disciplinas donde el gigante asiático no era potencia.
En 2008, no pasó nada con el waterpolo chino, pero siete años después de su llegada, Jané tiene en la final de un mundial a la escuadra asiática. Mañana se medirá a Grecia por el título, pero más allá de conseguirlo o no, la historia del entrenador catalán y el waterpolo chino nos lleva a una lección para el deporte mexicano: Los resultados no se producen por generación espontánea, necesitan de proyectos a mediano y largo plazo.
La frase ya es un lugar común, pero tenemos que recurrir a ella: “Roma no se hizo en un día”, pero en México exigimos que todos los deportistas aspiren a medallas, sin saber si recibieron los apoyos necesarios, si su camino hacia los Juegos fue de rosas o lleno de espinas, si durmieron en los aeropuertos. Sólo nos interesa el resultado, pero sólo nos acordamos de ellos en las vísperas de los Juegos Olímpicos.
Pocos deportes mexicanos pueden presumir que cuentan con un proyecto a largo plazo, porque queremos resultados inmediatos, y tal vez, por ahí, encontremos uno o dos garbanzos de a libra como Ana Gabriela Guevara o Soraya Jiménez, pero sus deportes no pudieron mantener ese nivel de excelencia, tras el retiro de las medallistas olímpicas.
Con manga ancha, el tae kwon do, por su masividad, los clavados y ahora el tiro con arco (donde un poblano, David Montiel levanta la mano), pueden mencionarse como ejemplos de desarrollo de proyectos, pero su realidad es muy diferente: El tae kwon do vive en el conflicto entre entrenadores, en la disyuntiva de apoyar al joven pujante (el poblano Damián Villa) o al veterano campeón olímpico (Guillermo Pérez); los clavados siguen en su eterna lucha entre directivos y entrenadores; y el tiro con arco con pugnas federativas.
Con Londres 2012 a un año, con los Panamericanos a casi dos meses, el deporte mexicano sigue viviendo de esfuerzos individuales y con muchas dudas.
A partir de 2005 cuando Londres fue elegida como sede de los Juegos Olímpicos de 2012, Gran Bretaña inició el programa “Team GB” para desarrollar el talento de jóvenes atletas, en Beijing se metió a los primeros lugares del medallero, y para sus juegos luce muy fuerte. Tom Daley es una realidad en clavados, cada vez aparecen más nadadoras competitivas, (Rebbeca Adlington, Kerri Anne Payne y Ellen Gandy), y su relevo también promete pelear por llegar a las finales. En Ciclismo son los máximos favoritos, sin olvidar a la vela y al boxeo.
España hizo lo mismo y hoy es una potencia deportiva.
México no entiende que son los proyectos los que garantizan continuidad en los resultados, por los relevos generacionales. Desgraciadamente este es el cuento de nunca acabar en cada uno de los ciclos olímpicos.
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