NELSON MANDELA Y EL DEPORTE.
INVICTUS
Desde la noche que sobre mí se cierne, negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
Desde la noche que sobre mí se cierne, negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
(1849–1903).
ANTONIO ABASCAL.
Al momento de escribir
estas líneas, Nelson Rolihlala Mandela agoniza. Uno de los hombres más
influyentes en el Siglo XX fue capaz de cambiar a un país, Sudáfrica y para
ello uno de los símbolos que utilizó fue el deporte. “Madiba” (título
honorífico de la etnia xhosa, a la cual pertenece) nació el 18 de Julio de 1918, estudió leyes y fue
uno de los líderes del Congreso Nacional Africano, un organismo que luchaba
contra la segregación racial que se intensificó en 1950 con el “Apartheid” con
el cual el Partido Nacional creó zonas en las cuales no podía estar la
población negra.
De ese 1950 hasta los primeros años de los 90's,
la población negra no podía acceder a buenos trabajos y tras laborar en arduas
jornadas, tenía que dejar Johannesburgo para dormir en Soweto que carecía de
muchos servicios. En 1961, Mandela creó la organización “Lanza de la Nación”,
con lo cual daba un paso hacia la lucha armada, un año después fue detenido,
acusado de terrorismo y condenado a cadena perpetua. A los 46 años ingresó a la
prisión de la Isla de Robben, cerca de Ciudad del Cabo, donde las condiciones
eran muy duras.
Mandela pasó 27 años en
la cárcel en los cuales nunca dejó de luchar por acabar la segregación racial
en su país. La comunidad internacional aisló a Sudáfrica y en los
años 80’s dicha presión internacional creció para exigir la liberación de
Nelson Mandela. El régimen sudafricano respondió cambiando de prisión a
Mandela, rebajando las duras condiciones de vida que llevaba pero sin dejarlo
libre. En 1989, Frederik de Klerk sustituyó a Pieter W. Botha en la presidencia
sudafricana. De Klerk encabezó los primeros cambios políticos, liberó a Mandela y
otros líderes negros, legalizó al Congreso Nacional Africano y dotó al país de
una nueva Constitución.
De Klerk, junto a
Mandela, encabezó dichos cambios que permitieron a Madiba llegar a la
Presidencia sudafricana en 1994, por ello, ambos recibieron el Premio Nobel de
la Paz en 1993.
Una vez en la presidencia,
Mandela (quien fue boxeador) se encontró con muchos retos, pero el principal fue unificar a
Sudáfrica, restaurar las heridas del apartheid y convencer a su pueblo de la
necesidad de perdonar. Para ello, uno de las herramientas que utilizó fue el
deporte.
"El deporte tiene
el poder de cambiar al mundo y llevar esperanza y crear comunicación con la
juventud”. (Nelson Mandela).
Al terminar el
apartheid, la comunidad internacional reinició relaciones con Sudáfrica y esa
situación se hizo extensiva al deporte. Volvió a participar en Juegos Olímpicos
en 1992 con 93 deportistas 19 deportes consiguiendo 2 platas (Elana Mayer en
los 10000 metros planos http://www.youtube.com/watch?v=fGWB2tlFgzs y el equipo de dobles conformado por Wayne Ferreira y
Piet Norval ). El abanderado sudafricano en u reaparición olímpica fue Jan Tau.
Con las relaciones restablecidas,
Sudáfrica ganó la sede del Mundial de Rugby de 1995 ya con Mandela como
Presidente del país. Como una nación que había sido dominada por el Imperio
Británico, Sudáfrica tenía cierta tradición en el rugby, pero su equipo, conocido como los Springboks, no pasaba por su mejor momento.
La historia decía que
el rugby era el deporte de los blancos y para 1995 era visto con recelo por la
mayoría de la población negra que se sentía más atraída por el futbol. Para
sorpresa de su círculo más cercano, Mandela convirtió al Mundial en una
cuestión de estado, se acercó al equipo y a su capitán Francois Pienaar y pidió
el apoyo de la nación para los Springboks.
Al principio, las dudas
y el recelo rodeaban el ambiente. El propio equipo sudafricano no creía que un
Presidente negro como Mandela se interesara en ellos; así, las cosas, el único
jugador de color en los Springbooks, Chester Williams se convirtió en el
símbolo para conseguir el apoyo de la raza negra; más tarde, Williams tendría
mucho protagonismo en los Cuartos de
Final del Mundial ante Samoa.
De la mano de Mandela,
el equipo entrenó en la zona pobre de Soweto. Lo que mató dos pájaros de un
tiro, los jugadores blancos convivieron con los niños pobres y se dieron cuenta
de sus necesidades y, por otro lado, acercó a los Springboks a la población.
Cuando empezó el Mundial, el equipo de casa ya no era repudiado y conforme fue
avanzando fue capaz de unir en un sentimiento a blancos y negros.
Sudáfrica llegó a la
final del Mundial para enfrentar a Nueva Zelanda que llegaba como gran favorito
al tener al mejor jugador del mundo, Jonah Lumu, pero los Springbooks fueron
capaces de nulificarlo. 62,00 almas en el Ellis Park de Johannesburgo se dieron
cita, pero todo el país se paralizó para ver una final emocionante que se tuvo
que ir a la prórroga.
Antes del juego,
Mandela bajó para saludar a los equipos, pero sobre todo, para motivar a los
suyos.
“En ese momento nos
dimos cuenta que había un país entero detrás nuestro, y que este hombre tuviera
puesta la camiseta de los Springbok era un signo, no sólo para nosotros, sino
también para toda Sudáfrica, que tenemos que unirnos, y tenemos que unirnos
hoy”,comentó el medio melé Joost van der Westhuizen.
Sudáfrica se coronó
campeón mundial http://www.youtube.com/watch?v=I-x0oDzz2GU, pero más allá de eso, el verdadero resultado fue reunir en un
solo sentimiento a negros y blancos. Ese día, Mandela logró ahorrar muchos y
penosos pasos en la reconstrucción nacional sudafricana http://www.youtube.com/watch?v=hoU3AN-gdeA.
Con Mandela en el
poder, Sudáfrica volvió a participar en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96 con
84 atletas en 14 deportes. Obtuvo 3 medallas de oro, 1 de plata y una de
bronce. Penélope Heyns ganó dos preseas doradas en los 100 y 200 metros pecho,
mientras que Josia Thugwane se impuso en el maratón http://www.youtube.com/watch?v=LEwDR7AnRhU. La plata fue para Hezekiel
Sepeng en los 800 metros planos del atletismo y el bronce cayó gracias a
Marianne Kriel en los 100 metros dorso.
El deporte puede unir a
una nación, eso lo entendió Nelson Mandela quien todavía fue visitado por
varias selecciones nacionales en el Mundial de Futbiol, Sudáfrica 2010.
Madiba nunca dejó
indiferente a las personas que trató. Uno de los hombres claves en la
restauración sudafricana, el capitán de los Springbooks, Francois Pienaar
resume así su sentimiento y lo que era capaz de transmitir el líder
sudafricano:” Yo nunca me imaginé que él iba a estar allí, y nunca en mi
vida pensé que iba a usar la camiseta de los Springbok. Y él estaba allí con
toda su aura. Él sólo nos deseó buena suerte, eso es todo lo que dijo. Luego se
dio vuelta y ahí estaba el número seis en su espalda, ¡y ese era yo! Estaba tan
emocionado que no podía cantar el himno, estaba muy emocionado y muy
orgulloso”.
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