Por:
David Alberto Badillo
El Necaxa cumplió 90 años de
vida la semana pasada, llegar a la edad que tiene no es fácil, y la pregunta es
lógica al momento de pensar en nuestro inveterado amigo: ¿Cuántos años más
tendremos al Necaxa con nosotros?
La celebración de las nueve
décadas de vida le pasó casi de noche a
los dueños del equipo electricista y no despertó la menor reacción entre los
aficionados del otrora club capitalino.
El Necaxa vive en el
desarraigo, con el desinterés absoluto de sus genuinos partidarios, el Necaxa
murió hace mucho para los necaxistas. Y es que uno de los equipos de mayor
tradición en el deporte profesional de México, ha sufrido y se ha enfrentado a
la desaparición en más de una ocasión.
En 1971 lo convirtieron en
el Atlético Español, matando así, a la afición necaxista. Huérfanos de pasión
los aficionados del Necaxa encontraron cobijo pronto en otros equipos como los
Pumas y el Cruz Azul, que emergían en los setentas, porque además eran dos
instituciones que no representaban encono dentro de la capital, a diferencia
del América y el Atlante que eran los grandes rivales del necaxismo http://www.youtube.com/watch?v=14royiKSzZ0.
La afición que surgió a
mediados del siglo XX, con la leyenda de los once hermanos, se había hecho vieja. Y los seguidores que
surgieron ya en los sesentas; los que vivieron el clímax con el triunfo
legendario sobre el Santos de Brasil, el Santos de Pelé, se toparon con la
crueldad de ver muerto a su equipo preferido de futbol http://www.youtube.com/watch?v=1kE98RKk3dM.
Antes, en 1943, el Necaxa había desaparecido del balompié por
primera ocasión, justo con el surgimiento del profesionalismo. La razón de la
salida necaxista fue que la creación de una liga profesional no comulgaba con
los ideales de la institución.
“El espíritu deportivo del Necaxa no concuerda
con la comercialización del balompié Mexicano”.
Fue
lo que se arguyó en su momento para dejar por primera vez sin equipo a la
feligresía rojiblanca. Necaxa regresó en 1951 mejoró con el paso de los años,
alcanzó las primeras posiciones de la mano de Fernando Marcos, pero nunca
capitalizó la obra con un campeonato.
El
equipo navegó al garete, malas directivas, pésimos resultados. Desaparece, se
convierte en los Toros del Atlético Español y muere la afición por el Necaxa.
En
los ochentas se intenta retomar la leyenda del Necaxa, pero se fracasa.
Televisa compró un equipo de raigambre y lo volvió el hermanito del América. El
hermanito que servía de filial en la misma primera división.
Se
salvó del descenso, se fue consolidando, se convirtió en un protagonista importante,
ganó un título de campeonísimo; pero su afición nunca volvió.
El
Estadio Azteca lucía vacío en cada juego de los ahora llamados “Rayos”.
Permeó
en los jóvenes que crecieron en los noventas, pero su gente, los antiguos
necaxistas de la capital ya no volvieron. Después de grandes temporadas con
Roberto Marcos Saporitti y Manuel Lapuente como entrenadores http://www.youtube.com/watch?v=H0zNQiE-qpg, el Necaxa fue
desmantelado una y otra vez para armar al América.
La
indiferencia rojiblanca llegó al límite, el equipo se trasladó a Aguascalientes,
descendió y perdió lo poco que le quedaba de dignidad. Ahora casi no le importa
a la gente hidrocálida y menos a los pocos necaxistas de la Ciudad de México.
Al
parecer existe un grupo de empresarios de Aguascalientes que tienen la idea de
comprarle el equipo a los de Chapultepec y convertirlo en los Gallos de
Aguascalientes. Es decir, en desaparecer al Necaxa.
A
sus 90 años de vida, bien valdría replantearse las cosas en torno al enfermo
terminal. Valorar lo conveniente que resulta seguir descastando la historia muy
rica de uno de los equipos más importantes del futbol mexicano.
Duele,
pero hay que afrontarlo. El Necaxa no tiene ya identidad, perdió el
conocimiento, se encuentra en terapia intensiva
y ni lo reconocemos, ni nos reconoce.
Muere lenta y penosamente.
Por fortuna sigue vivo y es protagonista a pesar de sus dueños que solo hacen negocio...pero los niños de los 90's lo están manteniendo en una afición que crece con lealtad...
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