ANTONIO ABASCAL.
Ayer se cumplieron 27 años de la gesta de Mike
Powell quien impuso el récord mundial de salto longitud, ese día en Japón
dentro del Campeonato Mundial de Tokio, el oriundo de Filadelfia logró una
marca de 8.95 metros para romper el mítico 8.90 de Bob Beamon establecido en
los Juegos Olímpicos de México 68; tuvieron que pasar 23 años para que un
hombre pudiera saltar más lejos y aunque Powell era uno de los favoritos para
pelear por las medallas de la prueba, su marca resulto una sorpresa porque
parecía que Carl Lewis era el predestinado para romper el récord de Beamon https://www.youtube.com/watch?v=aU4sT-fqXts.
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Diario AS |
El tamaño de las marcas de Powell y Beamon es tal
que una lleva 27 años de vigencia y la otra se mantiene como récord olímpico,
es decir, está a punto de cumplir 50 años de que nadie ha podido superarla.
Beamon, quien acaba de cumplir 72 años el pasado 29 de agosto, logró ese salto
para la posteridad el 18 de octubre de 1968; un día antes había estado a punto
de ser descalificado de la gran final al haber fallado en sus dos primeros
saltos, antes de firmar un 8.27 que ya era el récord olímpico. En la final, tuvo que hacer 19 zancadas (The
Tactical Room) para superar el antiguo récord por 55 centímetros, hacer inútil
el medidor electrónico por lo que se tuvo que recurrir a la cinta métrica
tradicional y dejar paralizado al autor de la gesta y al mundo https://www.youtube.com/watch?v=DEt_Xgg8dzc.
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The New York Times |
Si tomamos en cuenta los últimos tres juegos
olímpicos nos daremos cuenta de que Beamon rompió la prueba como dijo el
campeón olímpico de Tokio 64, Lynn Davies, mientras que el ruso Igor Ter
Ovanesjan quien era el poseedor del récord mundial junto con Ralph Boston con
8.35, manifestó: “Comparados con él somos niños”. En Beijing 2008, el ganador
del salto de longitud fue el panameño Irving Saladino con 8.34; en Londres
2012, el británico Greg Rutherford necesitó 8.31 y el segundo lugar, Mitchell
Watt de Australia registró 8.16 y en Río 2016, el estadounidense Jeff Henderson
registró 8.38 para superar al sudafricano Luvo Mayonga con 8.37 https://www.youtube.com/watch?v=w25VTF2n338.
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The Press-Enterprise |
Profundizando en la historia, el hombre que ha
estado más cerca de romper la marca olímpica de Beamon ha sido Carl Lewis quien
además logró un tetracampeonato desde Los Ángeles 84 hasta Atlanta 96; en Seúl
88, Lewis saltó 8.72 para adjudicarse el oro y se quedó a 18 centímetros del
inmortal salto de Beamon https://www.youtube.com/watch?v=xGuH_jjauHg; Lewis saltó 8.67 en Barcelona y 8.50 en Atlanta hasta
que el cubano Iván Pedroso lo destronó en Sydney 2000. Su primera medalla de
oro en la prueba la consiguió en casa con 8.54.
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Neil Leifer |
El propio Lewis en ese 1991 había, por fin, superado
la obsesiva marca con un salto de 8.91 que no fue homologado por que el viento
en ese momento era de 2.9 m/s; acto seguido Powell impondría un récord que está
muy lejana de romperse. El sudafricano, Luvo Mayonga ganó el oro en el último
campeonato mundial con 8.48; por eso, Powell es uno de los grandes críticos a
la idea de Sebastian Coe de borrar las marcas mundiales ante la sombra del
dopaje en algunas pruebas del atletismo.
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Las Merinadas Deportivas de Edu |
El salto de longitud es una prueba que ha resultado
agridulce para sus principales figuras. Powell tiene la marca mundial y no hay
quien se le acerque, pero no fue campeón olímpico; Lewis ganó cuatro medallas
de oro pero no posee los récords mundial y olímpico de la prueba; algo que se
repite en las damas, cuyo marca mundial pertenece a la soviética Galina Chistyakova con 7.52 (vigente desde el 22 de
mayo de 1988 https://www.youtube.com/watch?v=RlQrnP1DN7Q), pero en Seúl 88 apenas pudo ser bronce y en su mejor momento no
compitió en Los Ángeles 84 a causa del boicot del bloque comunista; el récord olímpico
está en poder de la estadounidense Jackie Joyner Kersee con 7.40, precisamente
en tierras surcoreanas https://www.youtube.com/watch?v=0vOBvpK09YU.
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Libertad Digital |
50 años de un récord olímpico inalcanzable, 27 de
una marca mundial a la que nadie se acerca; en las damas, 30 años de las marcas
mundial y olímpica a pesar de que las poseedoras sean distintas personas, hacen
que se valore mucho más lo conseguido por estos atletas y demuestran que en el
mundo del deporte cualquier día es bueno para hacer historia, siempre y cuando
exista la preparación para ello.
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Excélsior |
En orden a la propuesta de Coe y como respeto a
todos los atletas, no se puede borrar la historia del atletismo por una duda y,
sobre todo, cuando no hay pruebas para acusar. El récord mundial de Powell no
ha sido señalado abiertamente como uno de los casos raros, pero si se le hace
caso al puritano británico ni la historia de Powell, ni la de Beamon tendrían
carácter oficial cuando ese 18 de octubre de 1968 o el 30 de agosto de 1991 son
fechas para enmarcar, para gritar a los cuatro vientos y para evitar que caigan
en el olvido porque representan la esencia del deporte: Llegar más lejos y
superar a las leyendas.
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Marca |
La campaña de Coe contra las marcas anteriores es un
atentado contra el atletismo y contra la historia del deporte y además carece
de fundamento porque hoy mismo con códigos antidopaje más estrictos la sombra
de la duda es más grande de la que había hace 25 años; Coe no fue claro en su
manejo de la crisis por el dopaje en Rusia porque estuvo a punto de perdonar a
una atleta que se había dopado pero que dio información que permitió el
desarrollo de la trama que terminó con la suspensión del atletismo ruso, sin
importar que fueron atletas con un historial limpio como Yelena Isinbayeva, o
no.
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PSN Noticias |
La historia del deporte no se puede borrar por obra
y gracia de un dirigente, la historia del deporte está en los libros y está en
la memoria de quienes lo vivieron; la historia del deporte se tiene que
comentar todos los días y explicar que como Beamon y Powell hay días en los que
se puede tocar la gloria. Esa historia del deporte ha sido la que ha motivado
que surjan más atletas que se fijen objetivos: Sin las siete medallas de Mike Spitz en Munich
72, no habría Michael Phelps, sin Michael Johnson no habría Wayde van Niekerk,
sin Olga Korbut no habría Nadia Comaneci y así sucesivamente.
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Elsalvador.com |
Las gestas deportivas son parte de la humanidad y hay
que contarlas una y otra vez, a menos de que haya pruebas irrefutables para
cambiar la historia. El puritanismo y la hipocresía no se pueden permitir
porque las nuevas generaciones merecen conocer estas historias de superación.
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Loles Vives/Daily Mail |
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