Por Antonio Abascal.
El Puebla cayó
en el único partido que no podía perder: Ante San Luis, una escuadra que
también sueña con la calificación, de menor nivel que los Camoteros y que
estaba por abajo en la tabla de cocientes. Sin embargo, el equipo de la Franja
sucumbió, en un partido en el que dio la impresión de controlar a los
sanluisinos, pero en el que desde la banca se envió el mensaje equivocado.
Al inicio de la
semana pasada, Sergio Bueno le pidió más al delantero español, Luis García Sanz,
y aunque el ex del Liverpool sí debe dar más de sí, también hay que señalar que
no se puede exigir, cuando una y otra vez, el técnico lo saca a las primeras de
cambio, tal y como sucedió ante los Gladiadores, sobre todo, cuando el
movimiento tuvo tintes defensivos ya que buscaba cuidar el empate a uno, que
por cierto, tampoco servía de mucho.
El sábado,
Sergio Bueno se equivocó, con esa modificación envió un mensaje de miedo al
equipo, por lo que cuando cayó el segundo gol en contra y se realizaron modificaciones
“ofensivas”, la escuadra ya no tuvo respuestas, aunque sí opciones para
empatar.
El sábado, Bueno
Rodríguez cayó en varias incongruencias:
Se ha olvidado de Gabriel Pereyra, pero en la adversidad le dio 10 minutos, se ha cansado de darle oportunidades
a Duvier Riascos, pero también lo sacó cuando el marcador ya estaba en contra,
la mejor etapa del Puebla en cuanto a resultados y solidez se dio cuando jugó
con línea de cinco, lo que permitía cobijar a un Roberto Carlos Juárez falto de
recursos en el uno contra uno, y es que si bien se ganó a las Chivas con cuatro
en el fondo, los descalabros ante Santos y San Luis han retratado al ex jugador
del Cruz Azul.
La derrota ante
San Luis es muy dolorosa, porque se produjo ante un equipo que no es mejor que
el Puebla, porque ya pone la liguilla cuesta arriba (los Camoteros están a
cuatro puntos del Pachuca, que hoy marca el fin de la línea de calificación) y
porque se perdió ante un rival directo en la tabla de cocientes, por lo que San
Luis ya tiene dos puntos más que los poblanos, que regresaron a los cinco
últimos lugares de esa estadística. Es más, si hoy, el campeonato hubiera
finalizado, la escuadra de Bueno Rodríguez, estaría en el antepenúltimo puesto
con 50 puntos en 45 partidos, con un colchón de 3 puntos con respecto a
Estudiantes y de ocho con el Atlas, que sería el último lugar. Querétaro le
sacaría dos puntos de diferencia y el Toluca y los Jaguares tendrían 8 en
comparación con los poblanos.
Desde que se
anunció su llegada, Sergio Bueno no generó muchas esperanzas en la afición del
Puebla, sin embargo, las contrataciones cambiaron la perspectiva de la afición.
El inicio fue esperanzador, pero el regreso a la realidad fue muy duro y varios
pidieron la cabeza de Bueno Rodríguez quien logró capear el temporal, ahora con
sus recientes decisiones, el timonel de los Camoteros acarreó los nubarrones y
se avecina una tormenta en el feudo blanquiazul, ya que el partido en la
capital de la República, ante el cuarto lugar de la tabla, Cruz Azul, se vislumbra
como de ganar o ganar porque si no la calificación se podría esfumar y eso
significaría un gran fracaso para un equipo que supuestamente se armó con ese
objetivo.
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